Podíamos definir de magnífica la actuación de Pepe en la fiesta del cole, a pesar de las dificultades con las que se encontró en el escenario. Es incomprensible de que no lo colocasen en primera fila para que pudiera mostrar sus grandes dotes danzarinas. Obsérvese la gracia de sus movimientos, la elegancia innata y su sobrado dominio de las tablas. Sin desmerecer a los demás niños, Pepe era el único que llevaba el ritmo de la música. La influencia danzaril de Rudolph Nureyev es bien patente. Sin duda una nueva estrella brilla en el firmamento artístico mundial.
martes, 23 de junio de 2009
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